Baltasar Garzón Real, nacido en Torres, Jaén, en 1955, es uno de los juristas más reconocidos y polémicos de la historia reciente de España. Su carrera comenzó en 1981 y, desde 1988 hasta 2012, fue magistrado del Juzgado Central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional, donde investigó algunos de los delitos más relevantes del país: crímenes de lesa humanidad, terrorismo, narcotráfico, corrupción política y delincuencia económica.
Investigaciones emblemáticas y controversias
Garzón saltó a la fama internacional por su investigación contra el dictador chileno Augusto Pinochet y por su lucha contra el narcotráfico en Galicia, con operaciones como la famosa “Nécora” contra Laureano Oubiña y el “clan de los Charlines”. Sin embargo, sus métodos, especialmente el uso de escuchas telefónicas, fueron duramente criticados por algunos sectores judiciales y políticos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos llegó a señalar violaciones del derecho a la privacidad en algunos de estos casos.
Su papel en la investigación de los crímenes del franquismo también lo puso en el centro de la polémica. Fue suspendido como juez en 2010 y, finalmente, inhabilitado en 2012 por el Tribunal Supremo por prevaricación en la instrucción del caso Gürtel, una de las mayores tramas de corrupción política en España. El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, años después, cuestionó la imparcialidad de los juicios contra Garzón y pidió a España que reparara el daño sufrido por el exjuez.
Nueva vida profesional y reconocimientos
Tras su expulsión de la carrera judicial, Garzón se reinventó como abogado y fundó su propio despacho, ILOCAD SL. Ha participado en causas internacionales de alto perfil, como la defensa de Julian Assange y la representación de víctimas de violaciones de derechos humanos. Además, ha seguido muy activo en el debate público, publicando libros y opinando sobre temas de actualidad como la Ley de Amnistía, la rebaja de penas con la ley del “solo sí es sí” y la independencia judicial.
En 2023, Garzón se casó con Dolores Delgado, ex Fiscal General del Estado, en una boda muy mediática en Jaén, que volvió a situarlo en el centro de la atención pública. Ambos han sido protagonistas de debates sobre la politización de la justicia y la memoria democrática en España.
Actualidad y legado
En los últimos meses, Garzón ha recibido reconocimientos como la Medalla de Honor del ICAB y sigue participando en foros y debates sobre derechos humanos y justicia. Su figura sigue generando división: para unos, es un símbolo de la lucha contra la impunidad; para otros, un ejemplo de los excesos y politización de la justicia.
Lo que nadie discute es que Baltasar Garzón ha dejado una huella imborrable en la historia judicial española, abriendo debates que siguen vivos hoy. Como él mismo ha dicho recientemente: “El Poder Judicial es del pueblo; hasta que los jueces no entiendan esto, no evolucionaremos”.